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Tiempo de nubarrones

07/05/2010

Soy muy fan de Russell M. Davies, columnista británico (lo conoceréis si leéis la Wired de allí) y mente suprema de los ciclos de conferencias London Interesting. Últimamente, el tipo está obsesionado con la obsesión patológica por significar que tiene la cultura pop contemporánea: películas como Avatar o El Caballero Oscuro, por nombrar dos de las más taquilleras de todos los tiempos, necesitan bombardearnos constantemente con Grandes Temas para que veamos lo en serio que van. Para Davies, esta tendencia pasa necesariamente por extirpar el humor de toda ficción que pretenda presentarse ante nosotros como relevante, seria, digna. En cierto sentido, el fenómeno Crepúsculo sería otro buen ejemplo: estamos ante lo que podríamos considerar, a un nivel superficial, como Buffy sin el sentido del humor. Vivimos, por tanto, en una época que rechaza la distancia irónica del posmodernismo y apuesta por ficciones que se toman en serio (a veces, demasiado en serio) a sí mismas. Una Nueva Honestidad, si queréis, que Davies relaciona con el bombardeo de información al que nos somete internet: de alguna manera, cada ficción necesita llevar incorporada su propia Wikipedia, o un comentario crítico que nos convence de su importancia, como ocurre con la novela Los muertos, de Jorge Carrión. Lo que diferencia a este autor de, por ejemplo, Chuck Palahniuk es lo que aquí estamos intentando delimitar: su experimentalidad no está guiada por la sátira ni por la necesidad de sobrecargar al lector con información, sino por un impulso de conmover con algo que se anuncia a sí mismo (a gritos, casi) como relevante y, sobre todo, serio. La inusitada prominencia cultural del movimiento gótico, las películas de más de dos horas y media, el último disco de Coldplay, El Internado y el auge de la novela escandinava se pueden explicar en estos términos. También arroja una nueva luz sobre el giro hacia la desnudez instrumental que está dando la más reciente música pop, una disciplina que siempre se ha considerado sinónimo de divertimento lúdico, autocombustible y sobreproducido. Por ello, me alegro de que una canción tan efervescente y chorra como el Tik Tok de Ke$ha haya roto una tradición de más de veinte años al plantarse en la cabecera del último episodio de Los Simpson. No tengo nada en contra de que la gravedad sea la nueva bandera de la cultura pop… siempre y cuando haya contrapesos.

10 comentarios leave one →
  1. 07/05/2010 6:32 pm

    Pues dígale a Davies que ya tiene otro fan. La idea de que alguien se haya molestado en buscar qué hay tras tanta pomposidad hueca y masiva resulta reconfortante. Escalofríos tengo con pensar a la vez en esos ejemplos que enumera. Uf.

  2. 09/05/2010 10:58 pm

    Dos notas.

    1.- Creo que esta vuelta (No sé si vuelta es la mejor expresión) de los «grandes temas» coincide con una vuelta también de lo «ideológico» en todos los aspectos. La ideología, por definición, carece de sentido de humor porque aspira a la trascendencia. Sobre las cenizas de las torres gemelas (Por poner un icono entre muchos otros, pero quizás el más claro) Se vislumbraron enormes cantidades de confusión y enormes cantidades de ideología. Solo lo que escaparon de la trampa de lo ideológico (Que ofrecía salidas a los confusos delimitando futuros y enemigos. Poco importa si son la guerra infinita de Bush o la esperanza perpetua de Obama) han cogido distancia suficiente para pensar la situación y hablar de ella y/o reírse de y con ella.

    Un ejemplo de esta tendencia es el del «artista comprometido» como nuevo vehículo mainstream. La Oreja deVan Gogh hace documentales sobre Palestina, Miguel Bosé y Juanes luchan contra Castro, Alejandro Sanz y Shakira luchan contra las FARC y los paramilitares colombianos, etc.

    2.- Lo que no tengo tan claro es ese boom de lo nórdico. Las novelas de Mankell, o de Larssen tiene muy poco de trascendentes y no aspiran más que a contar una porción de lo real. Es verdad que tienen una sequedad tremenda, pero yo no las encuadraría en el mismo campo que los otros fenómenos, sino casi en el contrario.

    Lo malo es que la supuesta seriedad de lo serio no tienen ninguna seriedad, ninguna dureza real. Ninguna conmoción. Es como «turismo por los grandes temas».

  3. Noel permalink*
    10/05/2010 9:18 am

    Muy interesantes sus dos notas. Quizá no conozca el boom nórdico lo suficientemente bien como para englobarlo dentro de esta corriente, así que gracias por sus matices.

  4. 14/05/2010 8:17 pm

    Solo puedo decir «Aplausos»

  5. 15/05/2010 4:12 pm

    joder con las reclamaciones de copyright de la 20th, deben tener a 300 becarios buscando infracciones

  6. Noel permalink*
    16/05/2010 8:17 pm

    Cierto, el vídeo de Los Simpson está escacharrado. ¡Gah! ¡Argh!

  7. carolinkfingers permalink
    13/06/2010 10:48 pm

    “turismo por los grandes temas”: creo que Guillermo dio en el clavo. Gracias, Noel.

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