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Blockbusters ’10: «Origen»

10/08/2010


En su introducción al guión original de El año pasado en Marienbad, Alain Robbe-Grillet sintetiza de este modo las intenciones de la película: «Un pintor imagina un cuadro compuesto por líneas verticales y horizontales, y acaba pintado un rascacielos». El especialista en la nouvelle vague Luc Lagier se pregunta si esta frase no estaría haciendo referencia a los créditos iniciales de una película estrenada solo dos años antes de la obra maestra de Alain Resnais: Con la muerte en los talones, en la que Alfred Hitchcock dibujó un laberinto visual y argumental en el que la forma (simetrías en la puesta en escena, flechas dibujadas en el suelo, personajes integrados en los escenarios) también precedía al contenido. Christopher Nolan se ha situado en una fascinante y poco explorada zona de sombra entre Marienbad y Con la muerte en los talones, entre el universo onírico trazado con la precisión de un arquitecto racionalista y una concepción medularmente geométrica de la set piece espectacular. Origen consigue hablarnos de la erosión de la memoria y de la naturaleza destructiva del amor a través de espacios resnaisianos, construcciones mentales en las que dos personajes están condenados a repetir una y otra vez el mismo baile trágico. También contiene estructuras polares que explotan, combates en gravedad cero y un tiroteo bajo la lluvia puntuado por la aparición (imposible, como una avioneta fumigando en medio del desierto) de un tren que actúa como proyección de una culpa. Quizá la mejor síntesis de las intenciones de Nolan se encuentre en uno de los diálogos: «Su subconsciente se ha militarizado». Origen sumerge las constantes estéticas del blockuster de acción en las obsesiones temáticas del cine (o el arte) vanguardista.

Nolan siempre ha sido un creador interesado en la geometría interna de sus universos de ficción: construcciones narrativas complejas (El Prestigio), concepción de la ciudad post-11 de septiembre como ente psicogeográfico al borde de la esquizofrenia (El Caballero Oscuro), deconstrucción del paisaje noir a pleno sol californiano (Memento). Así, Origen se podría interpretar como la summa de una filmografía que resulta más estimulante cuando trabaja sobre material propio: que el personaje interpretado por Leonardo DiCaprio se apellide como el protagonista de su ópera prima, Following, no debería ser una falsa pista en un trabajo recorrido por los nombres llenos de connotaciones: Ariadne (Ellen Page) como constructora de laberintos, Eames (Tom Hardy) en honor a la pareja de diseñadores Ray y Charles Eames, cuyo seminal cortometraje Powers of Ten representaba la infinidad del universo como una sencilla escala logarítmica. Hay algo de eso en la distribución estructural del espacio onírico de Nolan, niveles dentro de niveles que dan como resultando una reformulación de algunas leyes de la narrativa moderna: por ejemplo, un clímax (casi insolente en su despliegue de talento) distribuido en cuatro coordenadas cronológicas y genéricas diferentes, del tiroteo urbano inspirado en Michael Mann al psicodrama SF de aliento tarkovskiano, pasando por la acción coreográfica nacida de Matrix y el asalto a la base secreta extraída de la saga James Bond. En su corto Doodlebug, Nolan nos contaba que la identidad está hecha de capas. Origen es esa simple idea desarrollada y llevada hasta sus últimas consecuencias: un complejísimo rascacielos metalingüístico que se plantea la relación entre la vida y la muerte como una analogía de la creación y la Nada, una propuesta reflexiva que encierra las emociones en la misma caja de resonancias geométrica de Marienbad, un calculado sueño de post-blockbuster kubrickiano que, paradójicamente, acaba convirtiéndose en la obra más humana de su director.


Sus detractores quizá esperaban que Christopher Nolan se convirtiese en una suerte de Max-Ernst-conoce-a-Terry-Gilliam en su aproximación al thriller onírico, pero el cineasta ha logrado una proeza quizá más asombrosa: erigirse en un René-Magritte-conoce-a-Alain-Resnais que nos reta a cuestionar nuestra percepción de la realidad a través de un arsenal de estímulos (cerebrales y sensoriales) que acercan el espectáculo pirotécnico a la poética de vanguardia. Ceci n’est pas le film d’eté.

14 comentarios leave one →
  1. 10/08/2010 2:50 pm

    Muy de acuerdo, sus virtudes son tantas y tan vastas que a esta película solo le resta ser revisada…..

  2. Un amigo de Nolan permalink
    10/08/2010 3:28 pm

    Noel, un abrazo. Temía que tú también te dejaras llevar por ese sentimiento antinolan que supura en ciertos sectores de la grada.

    Todo lo que comentas hace grande la película. Y más cosas. Muchas más.

    Yo no era demasiado fan de Nolan, a excepción de «The Prestige», que personalmente me encanta. Pero es que Inception la ha clavado, justo en la diana.

  3. 10/08/2010 3:39 pm

    Me ha encantado su reseña. La verdad es que todavía no he visto «Origen», pero he leído críticas tan entusiastas y otras tan rabiosas hacia el film que entiendo que ir a verlo debe comportar posicionarse. ¿Usted puede aclararme tanta controversia?

  4. Noel permalink*
    10/08/2010 3:49 pm

    Gracias. Creo que hay que ir a verla, aunque solo sea para poder discutir sobre ella. Tampoco hay que fiarse de las críticas excesivamente entusiastas: la película no es perfecta, pero esos fallos son las que la convierten en una obra humana y estimulante.

  5. 10/08/2010 5:11 pm

    Estupendisimo Noel, pero… ahora yo qué digo!

  6. Raul cuellar permalink
    10/08/2010 10:38 pm

    A mi me parece como si Philip K. Dick hubiera tenido que reescribir el guión de «Ocean eleven» hasta arriba de Mescalina. Absolutamente Imprescindible.

  7. Sergio Colmenar permalink
    12/08/2010 2:12 am

    Eso de la poética de vanguardia es muy exagerado, Noel. Es cierto (y obvio) que maneja conceptos propios de aquél llamado cine vanguardista que podían volver locos a Buñuel o a Godard (de forma distinta), pero como revisión de esos conceptos, y eso es algo que, a pesar de las carencias y las insuficiencias, me gusta de la película, es tan plana y superficial como resultona. El montaje no podía ser más grandilocuente (parece obra de unos ejecutivos con el manual de «las cosas que han de funcionar, punto por punto, en bluckbuster de verano con un buen embolado en el guión pero pasajero y nada relevante que, sin embargo, haga parecer lo contrario: un clásico, cuando es sólo puro entretenimiento de millones de dolares, explotación comercial que ni revoluciona ni innova nada de nada»). Es buena, sin más, la que sí es una obra maestra que sí tenía mucho que ver con Hitchcock y Con la muerte en los talones (yo a Origen no le vi nada a destacar que me rememorara al gordo inglés) es Minority Report, que era, también, a su modo, el primer giallo de ciencia-ficción de la historia.

    • Noel permalink*
      12/08/2010 10:25 am

      Es que, para mí, el acierto está precisamente en que no deja de ser un entretenimiento de muchos millones de dólares. Uno con paradojas arquitectónicas, laberintos borgianos y un personaje que mira un cuadro de Bacon.

      No me hagas elegir entre esta y Minority Report. ¡Las quiero por igual!

  8. 12/08/2010 2:15 am

    La verdad es que la película resulta maravillosa por muchos motivos, pero sobre todo por lo cuidado de los detalles como los de los nombres que cuentas. Añado un par de nombres más. El heredero del imperio se llama Robert Fischer y el actor que lo representa, Cillian Murphy, recuerda mucho a la imagen del genial ajedrecista cuando ganó el campeonato del mundo. Su padre se llama Maurice, ¿será un homenaje a Maurice Cornelis Escher en el cual se inspira claramente? Sin duda utiliza algunas de sus imágenes imposibles como la de la escalera infinita.
    En definitiva, a mi me encantó la película, y ya estoy deseando que salga en DVD para poder volver a verla pero en Versión Original, pues en la zona donde vivo no hay cines que pasen películas en VOS.

  9. 12/08/2010 5:44 am

    Dios, hay tanto de lo que hablar y tan poco espacio (mentira, hay mucho, pero uno siempre piensa que las mejores cosas se hacen en poco espacio y con buenas palabras, ¡y maldita sea, usted lo consigue muy bien!). Hablar de Borges y los laberintos, de Escher, de Matrix o Jodorowsky, el suelo, la inconsciencia, la culpa, la redención, de Following o Memento y The Prestige… ¡Ay! Tanto… Necesito digerir todo esto primero, y luego veré qué escribo. Gracias.

  10. Carles permalink
    31/08/2010 8:20 pm

    Origen es más un Marilyn descubre Joyce y la revista Muy interesante que un «René-Magritte-conoce-a-Alain-Resnais». Origen tiene una trama torpe y absurda y cinematrograficamente y visulamente es inferior a muchas muchas otras. En la trama- follón estaría con los 9 monos y Brad Pitt.

    Origen esta muy por debajo de Desafio Total, Blade Runner, Brazil, etc.

    La frasecilla de que no usamos todo el potencial de nuestro cerebro tipo Pronto y dominical se la podían haber ahorrado

    Que Plilip K Dick los perdone

    (mola la prosa Dirigido y Cahiers que gastas en el blog)

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