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Il cavaliere

17/06/2010

Slavoj Žižek estuvo ayer en el centro de arte Santa Mónica de Barcelona. Allí concedió una valiosísima entrevista para El País que, a juzgar por los comentarios de la web, ha generado más debate por la foto del filósofo que por sus palabras. Me parece especialmente fascinante su descripción de Silvio Berlusconi como metonimia de la democracia futura:

«El futuro de la democracia (…) es Berlusconi. Un gobernante que construye un Estado cada vez más autoritario y que distrae a la gente de vez en cuando con escándalos, como cuando se le acusa de ser impotente y se ofrece para demostrar ante cualquier tribunal que no lo es. ¿Cómo pretendía hacerlo?».

La mención al Ubú rey de Alfred Jarry no es gratuita, o al menos no debería. Ignoro si Žižek está familiarizado con la obra de Els Joglars, quienes en 1995 adaptaron este clásico pre-dadaísta a los tiempos de Jordi Pujol. Su Ubú president marcó un antes y un después en el grupo y, algunos años más tarde, le sirvió a Albert Boadella como punto de partida para su película ¡Buen viaje, Excelencia! (2003), que narraba (quizá con excesiva brocha gorda) el ocaso de Franco en clave de teatro del absurdo. Es más probable que el filósofo haya visto las dos cintas italianas más significativas de ese Berlusconi superestrella al que se refiere: Il caimano (2006), de Nani Moretti; e Il divo (2008), de Paolo Sorrentino. La primera era una sátira melodramática que, en ocasiones, canalizaba la energía demagógica del Michael Moore de Fahrenheit 9/11 (2004) —aunque con algo más de fortuna: se dice que Il caimano sí tuvo un efecto real en las elecciones de 2006, celebradas un mes después del estreno italiano de la película, en las que Il Cavaliere perdió por un margen ridículo—. La traca final, en la que el propio Moretti interpretaba a un personaje llamado Silvio Berlusconi, dejaba claras las intenciones y el alcance de una obra que no se planteaba al presidente de la república más que como un enemigo político a eliminar. Paolo Sorrentino, que tiene un pequeño papel en Il caimano, hizo algo más interesante con Il divo, en la que la Italia de Berlusconi es más bien un subtexto: convirtió a Giulio Andreotti en un personaje de ópera que, en cierto sentido, no está tan lejos del excesivo Franco imaginado por Boadella. El político se jacta de haber asistido a una proyección de su película… y haberla abandonado a la mitad.

Quizá la obra definitiva sobre Berlusconi y la democracia moderna (hermana, como sugiere el filósofo, del capitalismo autoritario) sea el resultado de mezclar todos los elementos del anterior párrafo: una ópera acelerada que sincronizase el sentido del absurdo de Jarry con el de los hermanos Marx, el oportunismo de Moretti con la vena incendiaria de Sorrentino. En otras palabras, el Berlusconi definitivo que imagino está más cerca del Dr. Frank-N-Furter que de cualquier parecido con la realidad, pero quizá esa sea la manera más adecuada de acercarse a su realidad.

6 comentarios leave one →
  1. 17/06/2010 6:50 pm

    Es usted un genio de los cojones. Enhorabuena.

  2. Noel permalink*
    17/06/2010 9:16 pm

    No. Usted, que me mira con buenos ojos.

  3. 18/06/2010 1:40 am

    Magnífiquísimo texto, Noel. Otro punto de acercamiento entre Ubú y Berlusconi, explícito y preciso en el tiempo y las intenciones, fueron los monólogos de Dario Fo en la primavera de 2003, en el contexto de las movilizaciones contra la guerra de Irak:

    Las partes anteriores contienen videos montados muy para el momento, aquí empieza la reelaboración de Ubu Roi sobre la biografía de Berlusconi desde el momento en que aparece en la escena política.

  4. 18/06/2010 5:02 am

    me encanto, realmente muy bueno el analisis

  5. 18/06/2010 1:43 pm

    Dos películas clásicas del reciente cine político, y un filósofo apasionado que levanta ampollas en los académicos y apoltronados universitarios (ese Verdú en el país, demostrando que se quedaba en las formas, y no entendía el fondo)

    Soy un fan absoluto de Il Divo, con ese Super-Principe de Maquiavelo, y sus tintes de malo shakespeareiano. En cuanto a la ligeramente inferior Il caimano, tiene su punto, porque parte de la (supuesta) imposibilidad de hacer una película antiberlusconiana.

    Beware of darkness, que diría Harrison, yo tambié creo que es el modelo al que converge la política europea. Colin Crouch ya especula sobre ello en su «Posdemocracia».

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